Peiró Coronado ha pintando siempre contando con el espectador. En sus cuadros nos propone y  pregunta incansablemente, con elegante astucia blanca : ¿Jugamos?

Su compañía de pinceladas contra el tiempo nos ha hecho mejores. No ha precisado de grandes disposiciones escenográficas ni simulacros mediáticos para darnos su verdad de mentiroso con oficio, de hombre integrado en un tiempo no siempre amable, que ha sabido hallar la circularidad que enlaza cánones tradicionales con la inteligencia de una razón inquieta y una sensibilidad despierta, con pulso de absoluto, que desea todavía justicias cósmicas.

Josep Igual, 2005