Biografía
Fernando Peiró Coronado (Alaquàs 1932 – Benicarló 2011). En 1.950 se inicia en la pintura de forma autodidacta y realiza su primera exposición en Benicarló en el año 1.955. Desde esa fecha, ha recorrido las salas de arte más importantes de España. Las raíces de su estilo siempre han estado instaladas en la vanguardia, pese a no haberse integrado nunca en ninguna de las escuelas que han aparecido dentro del movimiento. Autodidacta, el estilo de Peiró siempre ha sido propio y algún crítico de arte ha llegado a decir que Peiró copia a Peiró. En constante evolución, su curiosidad por investigar diversos terrenos le han hecho evolucionar desde el expresionismo hacia una abstracción en la que domina el tono misterioso de sus cuadros, envueltos de cierta poesía y con un tono elitista. Tras la pintura de Peiró siempre se esconde un interrogante. Todos los saltos de su carrera, sin embargo, se caracterizan por una coherencia donde no hay rupturas ni vacíos. El ABC en la década de los setenta llegó a hablar de la Escuela de Benicarló, integrada por Peiró y por Fernando Ferreró. Por aquellos años tuvieron también gran repercusión los trabajos de colaboración que desarrolló junto a José Antonio Labordeta. La inquietud de ambos por descubrir nuevos caminos los llevó a fundir la poesía, el grafismo y la pintura, presentando interesantes propuestas que obtuvieron el reconocimiento unánime de la crítica especializada. Peiró también se ha ganado una bien merecida fama de retratista porque domina perfectamente las técnicas del dibujo, pese a situarse en la esfera de lo contemporáneo. En 2005 Benicarló lo acogió como Hijo Adoptivo después de toda una vida desarrollada en la ciudad, en la que ha vivido todos estos años.
¿Y por qué no este momento?
Ahora mismo estoy viendo desde mi atalaya un hombre vestido de oscuro, en medio de un campo verde. En el fondo sobre él está el mar y el cielo. Sólo se interpone entre nosotros el transparente cristal de la ventana de mi estudio.
En mi estudio hay una puerta que da a la calle y aquí arriba una ventana que me llena los ojos sí, de hombres pequeños que me caben dentro; de verdes; de amarillos; de ocres; de sienas; de violetas; de blancos, de blancos amarillentos; de recuerdos…
Idas y venidas tentando en el vacío auscultando el sonido, la forma y todo oscuro
¡ja, ja, ja!
Pero uno se obsesiona en ser mago ¡ja ja ja ja ja! –lo desconocido en el soporte blanco-virgen– y galopo el viento, ingrávido, lleno de ecos hasta el resquicio de luz. ¡ya está, ya está! que bien
Esto era ayer –vanidoso guiñapo de mago– ja ja ja ja ja… pero nuevamente galopo el viento, ingrávido, lleno de ecos auscultando el sonido, la forma, preguntando.
Fernando Peiró – Abril 1975