Dentro del informalismo español, sobre todo de la mano de artistas como Tàpies o Millares, el lienzo se metamorfoseó en muro en el que esgrafiar el gesto consciente del artista. El grattage, los tachones, el dripping, los cortes y las quemaduras se concibieron como un reflejo de la huella del artista, quien con su materia «volcánica» en palabras de Michel Tapié, lanzaba su voz al mundo.
Mientras en Estados Unidos el expresionismo abstracto era defendido por su capacidad de ofrecer una alternativa al realismo soviético, y en Francia el Tachismo se presentaba como el reflejo de lo fugaz, en España (y por extensión en el ámbito valenciano), el informalismo adoptará un relato «hispano», doliente, desgarrado y de un profundo negrismo, que entroncó muy bien con un discurso buscado por el Régimen, que lo conectaría al barroco español, la escuela de Velázquez y los maestros del Prado.

texto completo,  consulta catálogo ‘Matèria, cos i Art Brut’. Silvia Tena, 2019

Tàpies, el concepto de muro y lo matérico